lunes, 11 de abril de 2011

Más allá de la tierra: mi primer vuelo

Este pasado sábado ya conseguí cumplir mi sueño, aunque sea parcialmente, de volar un cacharro que levante del suelo más de 5 metros. Mis amigos me regalaron por mi cumpleaños (en Enero) un vuelo en planeador. Después de varios meses de mal tiempo, esperando este momento, mi novia me pidió que eligiera el día (este sábado pasado) y si prefería hacerlo en velero o motovelero, yo elegí el motovelero.

El sábado comenzó a las 6:30h, cuando me sonó el despertador (bueno los 2 despertadores), me duché, me preparé, desayuné y salí pitando a por mi novia. Cuando la recogí cogimos carretera hacia el aeródromo de Ocaña. Un viajecito tranquilo, excepto el final, que nos pasamos la salida de la vía de servicio y tuvimos que dar la vuelta varios kilómetros más adelante. Nos habían dicho que estuvieramos a las 10 y llegamos apurando apurando a las 9:55.

Entre que hicimos los papeles y todo, nos dieron alrededor de las 10:10, nos mandaron a la pista y allí hablamos con el encargado, que nos dijo que el piloto que me tenía que llevar estaba dando clase con el motovelero y que si queríamos que nos fueramos a la cafetería, que cuando llegara le decía que nos avisara allí.



Como una hora después yo decidí que prefería estar a pie de pista que en la cafetería y salimos al tenderete donde esperaba la demás gente que iba a volar en velero, mientras mi piloto andaba aún dando clase por las alturas. Durante la espera me puse a hacer algunas fotos a los veleros, avionetas de remolque y a la Pilatus Porter que subía a los paracaidistas, haciendo de ascensorista.



Al rato, por la radio se escucha una llamada "Dimona Victor Juliet en Base", señal de que ya me toca. Al poco tiempo se repite "Dimona Victor Juliet en final" y ya se ve el avión más claramente en el aire, siguiendolo hasta que aterriza y me dicen "siguelo hasta la plataforma y habla con él". En cuanto gira para librar pista le sigo con mi novia detrás mía, hasta que se para en plataforma y rodeandolo me pongo al lado izquierdo.

Tras una charla con el alumno, el piloto me saluda y me explica cómo subir: agarrando la mano a un rebaje del panel de instrumentos, poniendo el pie en el tren de aterrizaje y metiendo el otro dentro, cuando has hecho eso, giras y te sientas en el asiento. El piloto me explica como ponerme los arneses y cuando ya termina me dice "espera un momento que tengo que hacer unas cosas, vuelvo y salimos". En ese momento me quedé sentado al avión, atado y babeando cual quinceañera frente a su ídolo. En ese momento saqué la cámara e hice fotos al tablero y a la perspectiva hacia la derecha:




También mi novia me hizo una foto mía ya atado y preparado para volar:



Al poco tiempo volvió el piloto y empezó a describirme el vuelo: despegaríamos y volaríamos hasta Aranjuez, lo rodearíamos por el norte y despues volveríamos hacia la zona del aeródromo para parar el motor y hacer vuelo sin motor.

Me despedí de mi novia, que se iba a la cafetería a esperarme, cerramos la cabina y arrancó el motor. Carreteamos hacia la pista y despegamos. ¡Mi madre! Aquello aceleró como si le fuera la vida en ello, cuando llegó la velocidad, se levantó la cola y a los segundos el Dimona despegó sus ruedas del suelo, empujandonos hacia el cielo. Los primeros movimientos de picado me pillaron a contrapié, haciendome sentir cosas que nunca había sentido (cosas de las g's negativas).

A pesar de todo, yo estaba disfrutando, cuando miro el altímetro, en el que se leía 150 metros, miro afuera y empiezo a ver todo más pequeño. En ese momento el piloto me dice "¿Quieres coger los mandos?" a lo que yo respondí, sin creermelo mucho "vale". Mi primer contacto con una palanca de un avión real y lo primero, tratar de mantener el vuelo recto y nivelado, algo que conseguí facilmente.

Después el piloto me empezó a dar instrucciones de que girara hacia el oeste de Aranjuez, y yo recordando mis experiencias en el Flight Simulator y la regla de los virajes coordinados "pisa la bola". Palanca suavemente hacia la derecha y pedal derecho para mantener la bola en el centro. Enderecé suavemente cuando cogí el rumbo correcto del mismo modo.

Poco a poco, el palacio de Aranjuez nos daba la bienvenida, mientras debajo nuestra se extendía la tierra. En ese punto le pedí hacer unas fotografías, a lo que él contestó "claro, tomo el mando". Hice un par de fotos, una a Aranjuez (en la que la cámara enfocó a la cabina, quedando difuso el fondo) y otra hacia la izquierda, al campo.





En ese momento me preguntó si quería que me hiciera una foto mientras pilotaba. El resultado es éste:





A partir de ahí no solté los mandos jejeje. Tras rodear Aranjuez por el norte nos dirigimos hacia Noblejas, rodeandolo por el este, giramos hacia Dosbarrios. Pasamos cerca de Ocaña y dejando el aerodromo a la derecha viramos hacia Yepes.

Cuando estabamos enfilados hacia ese pueblo, el piloto apagó el motor, para hacer un poco de planeo y aterrizar sin motor. En ese momento, la estabilidad del avión se disminuyó. Es en estos casos cuando se hace patente la ayuda del motor para mantener el morro nivelado. Picando ligeramente hacia abajo, mantenemos la velocidad y giramos hacia el norte. Antes de tener el aeródromo a nuestras 3, hicimos un largo viraje hacia la izquierda, que nos llevó 270º de nuestro anterior rumbo, y poniendonos paralelos a la pista, ya en el circuito de aproximación, en el tramo de viento en cola.

En esta zona empezaron a hacerse notar las turbulencias, que sacudían el pequeño Dimona, haciendome pelearme con los mandos para tratar de mantener el vuelo recto y nivelado. Pero todo mejoró cuando salimos de las turbulencias y comenzamos el viraje a base. En ese punto le dije que tomara los mandos, pero me dijo que continuara yo, que cuando haya enfilado la pista ya lo cogía él. Dicho y hecho, cuando terminamos el tramo de base, viramos a final y cuando enfilé la pista le dije que el avión era suyo. El piloto tomó los mandos y aterrizó.

Es impresionante la diferencia de sensación de velocidad que hay arriba con la que hay cerca del suelo. Siendo la misma velocidad cerca del suelo ves las cosas más cercanas y pasar mucho más deprisa, mientras que cuando vas arriba no notas nada. También son increibles los aerofrenos, que tan poca superficie pueda parar tan rápido.

Una vez ya en el suelo, libramos pista rápidamente y tratamos de mantener la inercia lo máximo posible, aunque al final tuvo que arrancar el motor para llegar al aparcamiento.



Ya parado todo, el piloto me dijo que lo había hecho más que bien, para ser alguien que no ha volado nunca, y que por ejemplo, los virajes coordinados, normalmente se tardan 5 clases en hacerlos, mientras que yo los hacía naturalmente.

Cuando ya me bajé de la Dimona y me despedí del piloto, me encaminé hacia la cafetería. Mi novia me dijo que la sonrisa de oreja a oreja que llevaba era de órdago. Normal, he rozado el cielo como siempre he querido hacer. Lo malo es que ahora quiero más y más. Creo que mis amigos han creado un monstruo jajaja, han hecho que suba mi aerotranstorno.

Saludos!

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