lunes, 21 de febrero de 2011

Sobre la Ley Sinde (II): Editorial de Lucía Etxebarría en ADN (21/02/2011)

Esta mañana he cogido el ADN en la estación de tren como todos los días. Normalmente me lo leo durante el trayecto, pero hoy me he encontrado con un editorial bastante espinoso: el editorial que Lucía Etxebarria que ha publicado hoy en el ADN, en el que trata de tocar un poco todos los palos.

Con respecto a la trama de supuesto dopaje de Alberto Contador, sinceramente, y leyendo las cifras que daban de las sustancias que encontraron, me parece que todo esto ha sido una caza de brujas por parte de los franceses para desacreditar a Contador, ya que actualmente no hay demasiados ciclistas franceses que lleguen al nivel de ganar 2 Tours de Francia seguidos.

Probablemente si en la época de Indurain hubiera habido tantos controles antidoping como ahora (cuidado, yo estoy en contra del doping, cada uno debe saber donde están sus límites y en competición no tratar de abarcar más con distintas sustancias), habrían falseado algún análisis y no tendría quizás ni 3 Tours. Así que lo de que ha habido presiones políticas desde España no me lo creo, es uno de los últimos estertores de la rabieta francesa para tratar de quedar como los buenos.

Con respecto al caso de Garzón, pienso como usted, que se le ha tratado extremadamente mal al intentar hacer desaparecer la corrupción.

Pero lo que no trago es lo relacionado con la “Ley Sinde”. Muy bien, un control. ¿Acaso no se dan cuenta de que tratar de controlar Internet es como poner puertas al campo? ¿Que si a los usuarios se les impide el acceso a esos contenidos se buscarán otros medios? ¿Quieren que compremos sus libros, discos o películas? Bajen los precios. Lo que los jóvenes no podemos es permitirnos comprar esos productos. No sé con cuanto vivirá usted, pero yo tengo 100€ al mes, los cuales no me llegarían ni a mitad de mes si me comprara sus libros, o discos o cualquier otra cosa.

Para mí, un disco que me guste, como por ejemplo el último de Jamiroquai (del que hablo en una entrada anterior) me supone un cuarto de mi dinero del mes. Me costó 19,95€ gracias a la rebaja que encontré en la Fnac y el descuento que me hacen por ser socio. Si no tuviera ni una cosa ni la otra me hubiera costado 26,95€. Esto es lo que cuestan los discos de sus compañeros “pro-sinde”.

Otro ejemplo, sus libros, señorita Etxebarria, en la Fnac y siendo socio, me saldrían desde 9€ hasta más de 20€, los libros en idioma extranjero, no los he visto por menos de 12€, y ya si nos metemos en los manuales que necesitamos los que estamos estudiando, apaga y vámonos, que no bajan de 30€ y he llegado a tener que pagar hasta 100€ (salí de la tienda con una sensación de llevar un cuchillo clavado en la espalda y otro en la cartera). Y para nosotros no hay subvención para comprarlos. Para los “artistas” en ocasiones sí.

Hace 2 veranos, en mi familia conseguimos ahorrar y salir de España por primera vez (yo a mis 21 años). El destino fue Londres. Dos de los recuerdos que me traje fueron 2 discos: “Favourite Worst Nightmare” de Arctic Monkeys y “The Best Of, Vol.1” de Depeche Mode. ¿Por cuánto cree que me los pude comprar? Los 2 me costaron 10£ (unos 12€), en la tienda HMV (que no es ninguna tiendecita pequeña de barrio). Conseguí una oferta de 2x10£, pero cada uno costaba por separado 6£ (unos 7€). Cuando volví a España, miré los precios de ambos discos, ¿sabe cuánto me pedían? Más de 40€, eche cuentas de lo que me ahorré.

No hace falta ser ingeniero para darse cuenta de que en el resto de países en los que hay una ley que regula las descargas los precios de los productos culturales son mucho menores. ¿Acaso sus compañeros de fuera de España ganan mucho menos que ustedes? No lo creo. ¿Entonces por qué tenemos unos precios tan inflados? Esa es la incógnita que no logro resolver, aunque creo que la codicia es una parte importante, no importa lo que se tenga, siempre se quiere más.

Las últimas líneas en las que se comparan con una víctima de una violación es mear fuera del tiesto (pero muy fuera) y encender los ánimos. No son malos por quejarse por ser “atacados”, son malos por quejarse cuando ganan un pastizal, como su “compañero” Alejandro Sanz. Si, ese que cambió España por una mansión en Miami. A ése también es para echarle de comer aparte.

El único disco de Alejandro Sanz que he escuchado más de 2 veces ha sido el de “El Alma Al Aire”, que me lo grabé en una cinta para poderlo escuchar muy de vez en cuando (en aquel entonces aún funcionaba con un Walkman). Los demás discos los aborrezco, especialmente el de “Más”, por desgracia para toda la familia, ya que es el único disco de éste cantante que hay en casa (además de ser original).

Las mamarrachadas de este personaje son épicas, como insultar a los que se le oponen (a sus "clientes" por decirlo de alguna manera). Aunque eso si, le tengo que estar agradecido porque el palo que se llevó al ser humillado por un escritor llamado Juan Gómez-Jurado me tuvo riéndome varios días. (Si queréis saber de qué va esta historia pasaros por aquí y por aquí).

Ese insulto fácil a los usuarios, llamándolos corruptos también está fuera de lugar, alguien corrupto son los políticos, ganan mucho y encima mueven para sacar más. Creo que el ciudadano de a pie no es corrupto por descargarse un disco o una película (que la verdad es que en la mayoría serán extranjeras).

Así que, señorita Etxebarría, los insultos mejor se guardan, y las comparaciones suelen ser odiosas, así que mejor también las dejamos al margen. Vale que un editorial es para expresar su opinión, pero insultar... hace que se pierdan los argumentos en una discusión. Y le digo una cosa: no me he leído ninguno de sus libros, y creo que no tengo visos de hacerlo. Prefiero leer otras cosas mejores.

Para terminar con lo relacionado con nuestra "amadísima" (nótese tanto la ironía como el juego de palabras) Ley Sinde, el resumen que hizo David Bravo:

"La industria del copyright movió un dedo y se enviaron cartas advirtiendo de acciones legales. Cuando las cartas se ignoraron, la industria movió un dedo y se interpusieron las acciones judiciales. Cuando los jueces resolvieron en favor de denunciados y demandados, la industria movió un dedo y se recurrieron las resoluciones. Cuando volvieron a perder en los juzgados, la industria movió un dedo y desaparecieron los jueces.

Y así estamos. Ni más ni menos."

Saludos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario